domingo, 28 de octubre de 2012

Una transmutación inesperada....

Siempre he sido una muchacha algo coquetona, con cierto aire de pizpireta, y bastante gusto por el "aliñamiento" humano. No es que esté yo para concursar en Vogue, pero sí me cuido muy mucho de llevar el pelo, las cejas, las uñas y las carnes siempre en su sitio. Me depilo cuando toca, me cepillo los dientes tres veces al día y, of course, no hay mañana que se me resista la ducha. Sonrío siempre que paso por ahí, no vaya a ser que se me escape algún piropillo de esos que no abundan pero sientan tan bien, por qué no decirlo... Una vez (y aquí aprovecho para meter la cuña) hasta recibí un premio glamour. Fue en la fiesta del décimo aniversario de mi máster de radio y lo gané, prometido, sin emborrachar al jurado.



Con este currículum vitae bajo el brazo me planté junto a mi Estimado en la consulta del Doctor. Era nuestra segunda cita; una muy importante en la que nos confirmaba que esperábamos un pequeño cucufate (como no sabemos si es niño o niña, la criatura se ha quedado con Cucufate). Una vez entregada la buena noticia, el hombre me miró a los ojos y, con cara de conferenciante formado en Yale, se lanzó a entonar las verdades del barquero:

-"Bueno, lo primero y más importante que debes saber es que el embarazo no es una enfermedad. Puedes hacer vida normal: trabajar, viajar, tomar aviones, hacer deporte y practicar sexo, aunque sin grandes fantasías".

Aajá. Ok. Perfecto.

"Ahora, existe una serie de síntomas bastante comunes que puedes experimentar y que paso a indicarte a continuación:"

No tuvo ni que leerlas porque, al ser médico formado y experimentado en la materia, las había conseguido memorizar sin problema. Continúo.

"Mareos, sueño, hinchazón de pechos y vientre, exceso de salivación, náuseas, vómitos, meteorismo o flatulencias, varices, retención de líquidos, sudoración, jaqueca, mucosidad extrema, ciática, estreñimiento, diarrea, celulitis, estrías, acidez de estómago, pérdida de memoria, hirsutismo, irritación cutánea, gengivitis, cambios de humor...."

Y algo más que no recuerdo debido, seguramente, a mi incipiente amnesia.

En cuanto pude reaccionar, miré de reojo al Estimado por aquello de asegurarme de que no se había dado a la fuga ante semejante panorama. Pero ahí seguía el tío, sonriendo embelesado, como si estuviese escuchando a Wilco en directo.

A continuación, me pregunté por lo bajini a qué llamaría éste buen hombre enfermedad y en qué momento del auge hormonal procreativo se me pasó por alto la posibilidad de convertirme en una suerte de Shreck lobotomizada.

Por último, sonreí muy digna, di las gracias por tan detallada información y me dispuse a preparar una gran fiesta de despedida a mi querido glamour. Al fin y al cabo, tantos años de roce hacen el cariño.

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Dos meses después de tan señalada visita médica, doy fe de la veracidad de las palabras de mi doctorcito. Hasta la fecha, he sufrido hasta un 75% de los mencionados efectos secundarios de esta mi querida gestación. Y no digo cuáles. Me niego. Que una tiene su orgullo....


3 comentarios:

  1. Lo del sexo sin grandes fantasías es un corte de rollo, ¿no? :-P

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  2. Me encanta el post Ana!! Te recomiendo ya a mis amigas, aunque están a dos semanas de lanzar el retoño al mundo! :)
    Espero que junto con ese 75% de inconvenientes vengan unas merecidas alegrías ;)

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    1. Gracias ;) En realidad, el 95% es fantástico y maravilloso. Sólo que ese 5% restante es puñeterillo. Pero nada que no se pueda superar con terapia literaria!!!

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