jueves, 14 de febrero de 2013

Visto desde la barrera....

Segunda colaboración con Historietas: María Andrés, psicóloga, observadora, compartidora y más que amiga, nos cuenta cómo se percibe esto de la reproducción ajena desde el otro lado. Hoy va sin foto, que cualquier imagen, por bonita que fuese, sólo podría emborronar palabras tan potentes... 

------------------------------------------------------------------------


Lo de la maternidad visto desde la barrera es muy curioso.

La condición de hijo la compartimos todos, claro, aunque es algo de lo que, en general, hablamos poco. Los que tenemos suerte contamos con una madre dentro del arsenal de seres humanos al que pertenecemos y al que consideramos indudablemente nuestro. Desde esa certeza, con el paso de los años, la mayoría hemos aprendido a quererla como al ser humano imperfecto que es. Toleramos, unas veces mejor y otras peor, ese empeño que tiene por meterse en nuestra vida como si fuera una extensión de la suya, la echamos mucho de menos cuando el mundo insiste en agredirnos a base de ambientes hostiles o de enfermedades leves, pero molestas (porque si son graves, ella aparece para cuidarnos, como no puede ser de otra manera) y no le damos muchas más vueltas al tema.

Y de pronto parece que nuestro entorno se pone de acuerdo y, por efecto dominó, las personas con las que hemos crecido empiezan a pasarse al equipo contrario en un número cada vez mayor, apuntándose con entusiasmo a la aventura de traer más habitantes al mundo. Como están muy contentos, nos alegramos muchísimo por ellos. Celebramos su cambio de etapa vital y, egoístamente, nos sentimos bien, porque se va a añadir a lo existente una persona creada con partes de nuestra gente favorita, alguien que nos va a gustar seguro. Durante el proceso aportamos nuestro granito de arena como todo buen ser querido: intentando entender qué les está pasando, qué les hará ilusión, qué puede preocuparles… procurando empatizar con lo primero, compartir lo segundo, dar apoyo en lo tercero sin sacar temas que puedan empeorar sus miedos. O sea, haciendo lo mismo que cada vez que cambian algo en su vida. Pero en este caso el impacto es tan grande, la importancia y la extensión de la novedad tan enorme, que intuimos que la compañía que ofrecemos se va a quedar muy corta.

Porque esto de los embarazos es como lo de las parejas, se añade alguien valioso a la historia del otro y tú sólo puedes alegrarte y seguir ahí, como siempre. Pero la experiencia subjetiva, esa que es única e irrepetible, esa que le saca brillo a todos los colores y le sube el volumen a la vida, esa no se puede compartir con nadie. Es sólo para cada uno y los demás nos limitamos a adivinarla extrapolando desde lo que conocemos. Así que a los que no nos vamos a subir al carro de la paternidad nos toca escuchar la versión de los otros, asentir como si supiéramos de qué nos están hablando y preguntarnos en silencio cómo sobrellevan la ansiedad de tener una prolongación suya -con motricidad propia y libre albedrío- sin darse al alcohol o a las drogas y sin llamar cada cinco minutos, llorando, a su mamá.



https://www.facebook.com/HistorietasDeUnaPrimeriza

4 comentarios:

  1. De dónde sacas que no nos damos al alcohol o a las drogas? Cuando pasan las primeras semanas de ilusión (o ansiedad, o pánico) descubres paulatinamente que casi todo lo que te gustaba de tu vida ha sido eliminado o está severamente recortado, que ya no tienes pareja (ahora es compa puericultor/a), tu dinero encoge hasta el absurdo, como si estuvieras en la más brutal de las recesiones, el ocio o tus aficiones son un recuerdo que se va desvaneciendo, donde tenías cada mañana infinitas posibilidades hay una rutina implacable, donde tenías otras infinitas posibilidades al salir del curro hay una inflexible ristra de obligaciones y la amenaza como mínimo del sentimiento de culpa por demorarte un poco con un café antes de volver a casa a ocuparte de ese perfecto desconocido, de ese vórtice que ha devorado tu tiempo y tu existencia ... y todo esto se va a prolongar muchos años, entre 12 y 35. Qué edad tendrás cuando vuelvas a a ser dueño de tu tiempo? te preguntas mientras, con expresión incrédula y mirada perdida, empujas por el hiper un carrito atiborrado de pañales y potitos.

    Algunos conseguimos no llamar a mamá llorando por orgullo, pero no creo que haya muchos que lo soporten sin alcohol y drogas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajajajaja. Ana, te presento a mi amigo Pablo, uno de los seres humanos más inteligentes y brutalmente directos que conozco. Le he visto tratar de no babear mientras hablaba con su hija. Así que, aunque todo lo que ha dicho tiene su parte de cierto, no olvides que se está dejando fuera la inmensidad del lado positivo. Y no parece mala recomendación lo de echar mano de una buena caña (o clara, o un vino) con frecuencua. Yo, si me dejas, me uno. Pablo, vente tú también :-P

      Eliminar
    2. Sí, interpreto cierta exageración e ironía en el comentario.De lo contrario, entraría en pánico y ya est muuy tarde para echarse atrás

      Eliminar
  2. De todos modos, para la próxima, el mejor anticonceptivo posible es dar clase en un instituto de secundaria. La vasectomía es una mariconada a su lado.

    Y me ha gustado la colaboración, María. La próxima para mi blog, ¿vale?.

    ResponderEliminar